El transporte cada vez más fácil y frecuente de organismos, de manera intencional o accidental, ha generado dinámicas sobre los ecosistemas, comunidades y especies que antes no eran posibles1,2,3. Las especies invasoras son uno de los efectos de las acciones del ser humano sobre la biodiversidad por su incidencia en la estructura y función de los ecosistemas.
En Colombia aunque aún no se dimensiona cómo las especies exóticas/invasoras afectan los procesos ecológicos, la economía y la salud, se ha comenzado a entender la necesidad de desarrollar estudios para documentar su presencia, los potenciales impactos, las relaciones con los procesos ecológicos y generar herramientas de análisis que muestran alertas tempranas como apoyo a la gestión del riesgo de las invasiones biológicas.
La gestión del riesgo y el manejo de poblaciones de especies invasoras requieren tomar decisiones sobre la asignación de recursos escasos para la vigilancia, contención y erradicación de las especies invasoras. En este sentido, los mapas de riesgo son una importante herramienta de apoyo para priorizar áreas que por sus condiciones ambientales y antrópicas son susceptibles al potencial establecimiento de estas especies, con el fin de mitigar los impactos en nuestros ecosistemas2,4,5,6.
En Colombia se han introducido cerca de 877 especies, de las cuales 109 (además de 12 especies marinas no incluidas) son consideradas de alto riesgo de invasión (AR) debido a su capacidad de establecimiento, antecedentes de invasión y factibilidad de control3; sin embargo, se han declarado oficialmente como invasoras 22 especies en el país4,5. Las autoridades regionales ambientales tienen limitadas capacidades de implementación de acciones de prevención o control de estas especies, por lo que se ha convertido en una necesidad imperiosa para el país definir prioridades a nivel de especies y áreas geográficas.
Existe un vacío general en el país sobre información geográfica y validada de especies de alto riesgo de invasión y sus efectos sobre ecosistemas y especies. Esto no es ajeno a la información disponible para las Áreas Protegidas, donde existen 45 registros documentados que reportan la presencia de 15 especies, entre ellas, el retamo espinoso (Ulex europaeus), el retamo liso (Genista monspessulana) y la matandrea (Hedychium coronarium). Se hace entonces urgente realizar un diagnóstico en estas zonas y en áreas aledañas con el fin de priorizar acciones para la prevención de potenciales impactos y el control de las especies de alto riesgo de invasión.