En el contexto del cambio climático, las especies deberán adaptarse a las nuevas condiciones locales o desplazarse rastreando el conjunto de condiciones climáticas necesarias para su supervivencia, conocido como nicho climático. Las áreas en las que el clima cambie menos tienen el mayor potencial de albergar en el futuro las especies que hoy en día habitan allí, actuando efectivamente como refugios climáticos de la biodiversidad.
En los Andes de Colombia el clima cambia rápidamente en distancias cortas, mientras que en las planicies de tierras bajas el clima es homogéneo en grandes distancias1,2 (ver Gráfico 1). Esto implica que en la medida en que el clima cambie, las especies de tierras bajas tendrán que desplazarse mayores distancias que las especies de montaña para rastrear su nicho climático. Al usar modelos de distribución de especies (ver Mapa 1), se determinó el nicho climático
de 1922 especies de vertebrados y plantas vasculares, y se identificaron áreas estables de distribución bajo cinco escenarios de cambio climático para 2050 que simulan la respuesta del sistema de clima global al incremento de concentración de los gases invernadero.
El análisis indica que en los biomas de tierras bajas para cerca de un 80 % de las especies modeladas la distribución actual no se traslapa con la distribución proyectada en escenarios de cambio climático, lo que implica que estas especies deberán dispersarse o adaptarse a las nuevas condiciones locales para sobrevivir (ver Gráfico 1). En contraste, un menor porcentaje de especies (0 a 40 %) necesitarían de estas capacidades en los biomas de montaña para enfrentar el cambio
climático. A nivel taxonómico, los anfibios son el grupo con el Cambio climático y biodiversidad Retos para la conservación de nuestra diversidad biológica durante el siglo XXI Jorge Velásquez-Tibatá* menor porcentaje de especies con distribuciones estables, posiblemente como consecuencia de habitar áreas geográficas más pequeñas que el resto de grupos examinados.
El cambio climático nos plantea retos para la conservación de nuestra diversidad biológica. Los análisis sugieren que las montañas podrán refugiar una gran proporción de nuestra biodiversidad en el siglo XXI, mientras que para proteger la biodiversidad de las tierras bajas (Amazonas, Llanos, valles interandinos y planicies altoandinas), será necesario implementar corredores de áreas protegidas que permitan el desplazamiento de las especies. Acciones de manejo puntuales como migración asistida serán necesarias para salvar de la extinción a aquellas especies que habiten áreas geográficas pequeñas y/o tengan bajas capacidades de adaptación al cambio climático.