Aunque existen avances significativos en los estudios sobre los impactos del cambio climático a partir de la Primera y la Segunda Comunicación Nacional, se ha identificado la necesidad de reforzar la capacidad nacional y subregional para responder al cambio climático en los principales sectores y a una escala cartográfica más detallada que la actual para la toma de decisiones. En este sentido, se requieren estudios cada vez más confiables sobre la relación de las variables climáticas futuras, según AR51 (escenarios RPC), su impacto sobre los ecosistemas y la relación con los sectores del país, siendo los más sensibles el agropecuario, energético, salud, infraestructura y emergencias por desastres2.
Para lograrlo se requiere facilitar el intercambio de información, el uso de metodologías comunes en diferentes escalas de gobernanza, generar escenarios de impacto del clima y evaluar implicaciones sobre los territorios y sus asentamientos humanos; así como identificar los factores críticos en las cadenas de producción y sistemas de alerta temprana a los cambios climáticos extremos que faciliten la toma de decisiones sobre medidas de adaptación.
Según la Segunda Comunicación Nacional de Cambio Climático, las regiones con mayor vulnerabilidad son la Andina y la Caribe, correspondiendo estas áreas con los ecosistemas más vulnerables al cambio climático. Estas regiones coinciden con ser las más densamente pobladas, y las que generan el recurso hídrico para la mayor parte del país. En este sentido, los grupos humanos allí asentados requieren de los servicios ecosistémicos disponibles en el territorio para subsistir.
Desde el 2006, cuando se dió inicio al proyecto de adaptación INAP y hasta 2013, se ha registrado un aumento del 88% en el número de proyectos de adaptación al cambio climático. En el inventario de proyectos se encontró que el 34% corresponde a proyectos de impacto nacional, 58% se realizó con enfoque regional y un 8% con enfoque local. De los proyectos nacionales, el 8% presenta un enfoque de Adaptación basada en Comunidades (AbC) y un 42% hace referencia a acciones de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE).
Ante el aumento de proyectos que desarrollan el enfoque basado en ecosistemas, se hace necesaria la incorporación y articulación con la Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos - PNGIBSE, en cada una de las propuestas, con el fin de proponer medidas de adaptación en sinergia con los sectores, el territorio y sus comunidades habitantes.