A la hora de llevar a cabo procesos como el ciclado de nutrientes y la recarga de sistemas acuíferos, los ecosistemas dependen no solo de su diversidad, sino también de la interacción entre los elementos que los conforman1-3. Puesto que estos servicios ecosistémicos benefician considerablemente al ser humano2-5, ha sido de interés estudiarlos, catalogarlos y valorarlos4. Uno de estos servicios es la polinización, cuyo aporte es determinante para la producción de alimentos, ya que de ella depende la reproducción de especies vegetales6-8. Sin embargo, la intensificación de la agricultura, entre otras actividades, ha deteriorado los ecosistemas donde subsisten los polinizadores9. Dicha disminución se debe a factores tales como la deforestación, la fragmentación del hábitat, la expansión urbana la introducción de especies exóticas y la implementación de prácticas agrícolas agresivas con el medio ambiente.
En varios lugares del mundo, incluyendo Colombia, se han generado iniciativas para identificar aquellas prácticas y capacidades necesarias para el cuidado de los polinizadores. Su objetivo ha sido mejorar la seguridad alimentaria, la nutrición y las condiciones de vida de las personas que dependen del servicio de la polinización10. En el contexto del Convenio sobre Diversidad Biológica11 y a la luz de su misión de articular conocimiento científico con otras instancias de la sociedad de cara a la conservación de la biodiversidad, el Instituto Humboldt ha asumido el reto de proyectar medidas de conservación de los polinizadores, entre las cuales sobresale la Estrategia Nacional de Polinizadores. Tal iniciativa promueve la gestión y la generación de conocimiento sobre la diversidad de estas especies.
Aunque la Estrategia está actualmente en etapa de estructuración, los siguientes son algunos de sus planteamientos: generar conciencia y conocimiento sobre la importancia de la polinización, evaluar las políticas ambientales relevantes al servicio ecosistémico y tanto planear como adecuar los sistemas productivos, con miras a disminuir el detrimento de nuestras acciones sobre el hábitat. Una vez se consoliden los objetivos estratégicos, se procederá a validar un plan de acción, que será ejecutado en conjunto con todos aquellos actores de la sociedad que puedan y deban contribuir con las tareas propuestas.
La necesidad de gestar la Estrategia es aguda ya que Colombia posee una importante actividad agrícola, que, hoy por hoy, se traduce en una producción de 10.713 toneladas de frutas y hortalizas para el 201512 (cabe señalar que, para el caso de los frutales, existe hasta un 98% de dependencia en la polinización12). Se estima, además, que el territorio nacional alberga un sinnúmero de especies potencialmente polinizadoras: 1.889 especies de aves, 398 de abejas y 3.274 de mariposas13, entre otras, las cuales no solo son esenciales para la producción agrícola, sino también para garantizar la supervivencia de las poblaciones de plantas silvestres. Por lo tanto, es necesario aplicar la Estrategia, tanto en los ecosistemas intervenidos como en los naturales, a la luz de un enfoque ecosistémico, que articule los componentes ambientales, económicos y humanos.
De las semillas de la palma de marfil se extrae la tagua, un material empleado en artesanías hechas por varias comunidades en Colombia. Su producción depende de polinizadores que transporten el polen entre las inflorescencias de ambos sexos, debido a que el viento no es eficaz transportándolos grandes distancias.
Existe un sinnúmero de especies que, si bien no son comercializadas masivamente, tienen un potencial industrial promisorio; tal es el caso de la gulupa, que depende en gran medida de la polinización para reproducirse.
La supervivencia de comunidades de plantas en los bosques depende de una red de interacción en las que participan diferentes organismos cuya importancia para sostener el sistema puede ser muy alta y, por lo tanto, deben ser priorizaas para su conservación. El colibrí diamante de frente azul (especie endémica para Colombia) es potencialmente vulnerable debido a su reducida distribución.
Aunque existen sistemas de polinización que incluyen una amplia variedad de plantas y animales, otros son conformados por relaciones muy específicas debido a hábitos o morfologías especializadas. El sistema de polinización del cactus columnar, por ejemplo, presenta la particularidad de depender únicamente de polinizadores nocturnos ya que su floración ocurre durante la noche.