Las orquídeas conforman uno de los grupos de plantas más carismáticos, debido a la belleza y variedad en formas, tamaños y colores de las flores de muchas de sus especies, razón por la cual han sido usadas históricamente como plantas ornamentales.
Los Andes tropicales poseen la mayor diversidad de orquídeas a nivel mundial y en Colombia esta se concentra en la región andina, siendo Antioquia el primer departamento con mayor riqueza de especies, seguido por Cundinamarca con 940 registradas en su territorio (100 de las cuales son endémicas)1. Sin embargo, la comercialización de orquídeas a partir de la extracción descontrolada, así como la desaparición de bosques y el reemplazo de áreas naturales por coberturas productivas, hace que sus poblaciones naturales sean cada vez más escasas. A la fecha sólo se ha evaluado el estado de conservación de 73 de las especies nativas de Cundinamarca, pero se ha identificado que el 51 % (37) están bajo alguna categoría de amenaza2. Esta situación evidencia la necesidad inmediata de acciones in situ así como ex situ, por parte de la academia, las ONG, autoridades ambientales y comunidad en general.
En ese sentido, los viveros juegan un papel importante en la representatividad y propagación de especies en alguna categoría de amenaza. Actualmente la producción y comercialización o distribución de orquídeas es realizada por viveristas y comerciantes, respectivamente. Según datos publicados por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites)3, entre 1975 y 2015 se han comercializado 189 especies de orquídeas nativas de Cundinamarca y sus principales destinos han sido Alemania, Estados Unidos y Japón.
En consecuencia, y con el propósito de generar sinergias entre el conocimiento y la conservación para promover el aprovechamiento sostenible de las orquídeas nativas de Cundinamarca, el Instituto Humboldt en colaboración con la Pontificia Universidad Javeriana, el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), vienen desarrollando un proyecto financiado por el Sistema General de Regalías a través de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Gobernación de Cundinamarca, con el que se espera aportar investigación, innovación tecnológica y apropiación social del conocimiento científico.
De acuerdo con los resultados preliminares, en los municipios de San Antonio del Tequendama, Fusagasugá, La Mesa, Mesitas del Colegio, Cachipay, Supatá, Tena y Bogotá se registran 57 viveros y colecciones que producen y comercializan 86 especies de orquídeas, 63 especies con distribución natural en Cundinamarca y 23 en otras regiones del país.
Esta es una gran oportunidad para potenciar el uso sostenible de orquídeas nativas como alternativa al comercio actual de especies exóticas, así como para mejorar las técnicas de cultivo de las especies nativas, disminuir los tiempos de crecimiento y floración, reducir costos de producción, fortalecer las capacidades de los viveristas y obtener el apoyo de las autoridades competentes para que promuevan esta actividad en la región.