En las sabanas inundables de la Orinoquia la contrastante variabilidad hidroclimática determina la disponibilidad y temporalidad de los recursos, además de la dinámica de la vida silvestre y las actividades humanas1,2. Las sabanas, en general, y la sabana inundable, en particular, son ecosistemas muy ricos en biodiversidad y, apesar de esto, aún no se encuentran representados dentro de las áreas destinadas a la conservación en el país3-6.
El sistema ganadero, que desde hace mucho tiempo se ha consolidado como una de las principales actividades económicas de la sabana inundable, representa un ejemplo del proceso de adaptación de los pobladores a la oferta natural y su dinámica ecológica1,7. Actualmente, la ganadería de las sabanas inundables del Casanare representa el primer renglón de la economía de este departamento y es el tercer hato ganadero del país8. La agricultura de pancoger, la pesca y aprovechamiento de fauna silvestre son actividades complementarias que se ajustan a esas dinámicas1,9.
El carácter extensivo de esta ganadería se basa en la utilización de una variada y nutritiva oferta natural de forrajes y en un manejo del agua, lo que exige el mantenimiento de una baja carga animal1,10. Esto se sustenta en un conocimiento local detallado de los diferentes espacios de uso y recursos disponibles, de acuerdo con la estacionalidad ecosistémica y características geomorfológicas de las sabanas.
Durante los últimos 40 años, actividades económicas como la exploración y extracción de hidrocarburos, y más recientemente la producción agroindustrial de arroz secano, se han convertido en los principales motores de cambio1,2 de la sabanas inundables, expresando otras formas de entender el territorio y nuevas relaciones socioeconómicas entre actores. Estos motores han generado transformaciones importantes en el paisaje, una mayor presión sobre los recursos y diversas problemáticas ambientales sobre el ecosistema, sus servicios ecosistémicos y la calidad de vida de sus pobladores.
A partir de de la caracterización socioecológica de las sabanas inundables de Paz de Ariporo, realizada entre el Instituto Humboldt y la Pontificia Universidad Javeriana, se determinó, entre otras cosas, que las prácticas productivas de la agricultura de pancoger y la forma de hacer ganadería son muy similares pues se basan en el aprovechamiento de las sabanas naturales, cuyas posibilidades de uso guardan una estrecha relación con las condiciones hidroclimáticas y geomorfológicas de la sabana inundable.
En el futuro de la sabana inundable confluyen dos visones, en la primera se le percibe como un ecosistema rico en recursos que pueden y deben conservarse, sin excluir su uso productivo. La segunda mirada busca incrementar la productividad en el corto plazo, transformándola e ignorando el conocimiento local, sus características propias, biodiversidad e importancia ecosistémica estratégica1,3. Así, emergen tensiones alrededor del manejo actual y futuro del territorio, entre los actores locales, la autoridad ambiental y entidades del gobierno a diferentes escalas1.
Actualmente se han venido generando alternativas locales de organización para la producción y la conservación, apoyadas en el diálogo entre el conocimiento local y científico, mediante figuras como las reservas naturales de la sociedad civil (RNCS), los corredores o áreas para la conservación de especies silvestres, la ganadería sostenible con estrategias como la cosecha de agua y las buenas prácticas para la producción de arroz15. Adicionalmente existen iniciativas a escala regional y global como la Alianza para Conservación de Pastizales, que trabaja en las praderas templadas de varios países de Suramérica y ahora en Colombia15.
Para las sabanas inundables del Casanare se vienen desarrollando estrategias de conservación de la biodiversidad al tiempo que se mantienen los sistemas productivos como la ganadería o la agricultura en pequeña escala. Se reportan iniciativas como las de la Fundación Horizonte Verde y la Red de Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC) con The Nature Conservancy y la Fundación Natura. La Asociación Calidris está llevando a cabo la iniciativa “Las Alas del Arroz” con el fin de promover prácticas amigables a la conservación de las aves con este cultivo. La Fundación Panthera busca la conservación del jaguar mediante el cuidado de ecosistemas que provean oferta alimenticia para este felino. Así mismo, trabajan con productores ganaderos para la reintroducción del ganado criollo casanareño, el cual ha desarrollado una actitud de agrupamiento y defensa ante el ataque del jaguar26. En los dos casos, la estrategia de conservación hace parte del mantenimiento de corredores biológicos para estas especies, en los cuales están involucrados varios países del continente americano.