Ficha: 404 | 2018

Recuperar modos de vida, para rehabilitar ecosistemas

Rehabilitación del socio-ecosistema anfibio en la Mojana

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La rehabilitación de un ecosistema tan dinámico, como las planicies inundables de La Mojana debe estar basada en el reconocimiento de la profunda relación entre los modos de vida allí existentes y el mantenimiento de la funcionalidad ecosistémica. Restaurar basados en este paradigma es la forma más efectiva de reducir el riesgo y la vulnerabilidad frente al cambio climático.

La Mojana, una región localizada en Córdoba y Sucre, es una gran planicie de inundación formada por el encuentro de los ríos Cauca y San Jorge, cuando estos descienden de las cordilleras central y occidental1. Este territorio fue habitado por los indígenas zenú hasta su desaparición, aparentemente por una sequía extrema2 en el 600 d. C. Los Zenúes fueron reconocidos por poseer una cultura anfibia ya que sabían subsistir en periodos de sequía y de lluvias, para ambos momentos adaptaron las viviendas, el transporte y la forma de obtener los alimentos3. Paradójicamente, La Mojana es la región del país donde se presentan mayores afectaciones por inundación y sequía cada año4. Muchas de estas afectaciones se deben a que los tipos de humedales de esta región –ríos, caños, arroyos, ciénagas y zapales– están alterados porque los canales por donde fluía el agua han sido modificados y los bosques inundables eliminados.

Este gran ecosistema también se puede considerar un ecosistema anfibio5 ya que en unos momentos está inundado y en otros seco, siendo ambos extremos parte de su identidad y funcionalidad. Restaurar un ecosistema de este tipo supone grandes retos pues exige diseñar estrategias –composiciones florísticas y apertura de flujos de conexión– que funcionen y sobrevivan en ualquier momento hidrológico del año. Por otro lado, debido a su enorme fertilidad, esta planicie debe considerarse como un gran socioecosistema porque desde hace muchas décadas funciona condicionada por una enorme actividad agrícola basada principalmente en el cultivo de arroz y en la ganadería.

Rehabilitar un ecosistema complejo como este supone muchos retos e innovación. La estrategia más viable para garantizar la sostenibilidad en este contexto es diseñar a partir del entendimiento y reconocimiento de los modos de vida actuales de la región y la manera como estos ecosistemas proveen bienestar a sus habitantes.

Para lograr lo anterior se diseñó una estrategia integral que incluyó la recuperación de la vegetación en las áreas inundables, contemplando su permanencia tanto en momentos de sequía como en la inundación, con diseños específicos para cada macrohabitat –zapal, caño, arroyo, río y ciénaga–. Para relacionar la recuperación de los ecosistemas con la vida cotidiana de los habitantes se desarrolló un plan de recuperación de modos de vida que consistió en el rescate de los espacios aledaños a las casas, transformándolos en patios productivos biodiversos, en los que fue posible la recuperación de prácticas tradicionales de siembra y uso de diferentes especies en la cocina.

En los municipios de Ayapel (Córdoba) y San Benito Abad y San Marcos (Sucre), entre 2016 y 2018 se implementaron 20 patios productivos y 1271 unidades básicas de rehabilitación. Se plantaron más de 30 000 plantas nativas en lotes que totalizaron 380 ha aproximadamente. Esto facilitó la recuperación de la conectividad en 4822 hectáreas en La Mojana.

Para la rehabilitación de ecosistemas es muy importante la comprensión de los modos de vida de los habitantes de una región dado que son ellos quienes viven en los humedales y tienen conocimientos tradicionales vinculados directamente con los usos de la biodiversidad en estos ecosistemas. A partir del reconocimiento y la rehabilitación de los modos de vida es posible dinamizar los paisajes socioecologicos, recuperar los servicios ecosistémicos en conjunto con las familias y aumentar las probabilidades de obtener mayor bienestar para resolver sus necesidades básicas de vida.

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Esta ficha fue elaborada en el marco del proyecto "Reducción de Riesgo y Vulnerabilidad al Cambio Climático en la Región de la Depresión Momposina de Colombia”, financiado por el Fondo de Adaptación del Protocolo de Kioto (AF -Adaptation Fund) y dirigido e implementado para Colombia por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en alianza con las comunidades locales, el Instituto Humboldt y otras entidades.

Zona de La Mojana

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Cazador de subsistencia

Este modo de vida les permite acceder al consumo de carne de monte como fuente de alimentación y nutrición. Entre las especies de mayor acceso por cacería están la hicotea (zapal), el chigüiro (zapal), la babilla (zapal), el pato real (ciénaga y zapal) y el pato pisingo (ciénaga). Una de las técnicas más comunes para la cacería de hicotea es “la raicita”, en la cual el cazador construye una máscara con elementos naturales y se confunde entre la ciénaga con los animales.

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Pescador

Este modo de vida les permite acceder al consumo peces como el bocachico, dentón, moncholo, bagre. Los pescadores recorren los humedales desde la madrugada utilizando para pescar atarrayas, trasmayos y chinchorros.

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Ganadero

En La Mojana, durante la época de sequía, el ganado se traslada a zonas bajas para que pueda pastar y tomar agua; esta actividad se llama vaquería trashumante y es realizada por vaqueros con más de 40 o 50 años de experiencia. Es una de las principales tradiciones de esta región anfibia y evidencia la adaptación a un territorio de humedal, en que los ciclos de sequía e inundación suceden durante el año. La vaquería se caracteriza por los cantos que arrea al ganado el cual responde de manera precisa ante este llamado, facilitando su traslado. Los versos tratan sobre historias tradicionales de La Mojana que son cantadas con algo de humor o nostalgia.

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Agricultor

Por medio de la agricultura las familias cultivan en espacios de humedales los alimentos que constituyen su dieta diaria como arroz criollo, maíz, yuca, plátano, ají o habichuela; también materias primas como madera para la construcción de sus viviendas o canoas, recolectan leña y recogen diversos frutales de temporada. En La Mojana, la actividad productiva está determinada por los suelos, las lluvias, la dinámica fluvial o la temperatura. Aunque los campesinos saben qué cultivar y en qué época, esto ha variado en los últimos años debido a los efectos del cambio climático.

El agricultor es aquel que se dedica a cuidar y sembrar las semillas. En La Mojana, las familias cultivan en tiempo de verano en las ciénagas y en tiempo de invierno en los potreros, así como en otros espacios domésticos como los patios, huertas, parcelas o solares, que también conectan con los humedales de la región. De ríos, caños y ciénagas, por ejemplo, obtienen arroz criollo, maíz, yuca o plátano; son alimentos que, tras su cosecha, guardan en tambos donde se conservan para su consumo en tiempos de escasez.

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Estrategias de restauración desde las UBR

El diseño de siembra en rehabilitación activa (producción a protección) se dio a través de las UBR, que responden a la composición florística de cada uno de los macrohábitats y tienen objetivos diferentes, que varían desde la recuperación de los talud hasta la conectividad de ecosistemas acuáticos con los terrestres. Los patios productivos, por otro lado, vinculan la vida cotidiana de la familia con la rehabilitación en los macrohábitats y fortalecen la seguridad alimentaria de la familia.

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Versión PDF Ficha metodológica Referencias Cítese como
Jaramillo Villa, U., Cárdenas, C., Ayazo Toscano, R., Vargas, W., Gómez, N., Linares, J.C., Carillo, M., Martínez, A. y W. Ramirez. (2018).Recuperar modos de vida, para rehabilitar ecosistemas: rehabilitación del socio-ecosistema anfibio en la Mojana. En Moreno, L. A, Andrade, G. I. y Goméz, M.F. (Eds.). 2019. Biodiversidad 2018. Estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. Bogotá, D. C., Colombia.
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