Los bosques de la cordillera de los Andes se extienden desde Colombia y Venezuela hasta Argentina, resguardando niveles de biodiversidad tan altos que el norte de la cordillera es considerado uno de los lugares más biodiversos del mundo1. Dada la elevada tasa de transformación que caracteriza los bosques andinos, esta región es un sitio prioritario de conservación1. En Colombia, la región andina es la más poblada y con mayor intensidad de actividades económicas3,4,5, lo que ha reducido sus bosques a fragmentos que representan el 20 % de la cobertura natural inicial3. Siete de las diez ciudades más grandes Colombia se encuentran en la cordillera, conviertiendo a los bosques en las áreas de influencia de las ciudades en elementos claves para la conectividad y la integridad de los paisajes urbano-regionales.
En este contexto, la Sabana de Bogotá es una de las áreas más transformadas de la cordillera oriental y existen pocos estudios que evalúen el estado de conservación de los bosques cerca de los centros urbanos. Por esto, se estudió la composición florística en estos bosques para evaluar su estado de conservación a través de una red de parcelas de monitoreo ubicadas en predios asociados a la Red Colombiana de Reservas Naturales de la Sociedad Civil (Resnatur), en predios privados y en una estación biológica. En cada uno de los seis sitios evaluados se evaluaron los árboles, arbustos, hierbas, lianas, helechos arborescentes y palmas como adultos y plántulas (estados más jóvenes).
Considerando el alto nivel de transformación de la Sabana de Bogotá, se encontró un número alto de especies (281 especies en 80 familias y 161 géneros), de las cuales 24 son endémicas, una está en peligro de extinción y tres están en categorizadas como vulnerables6. Entre estas, se registró el té de Bogotá (Simplocos theiformis), una especie con la que el sabio Mutis experimentó para hacer bebidas con la idea de comercializarla; así como el mulato (Ilex kunthiana), que, aunque hoy cuenta con poblaciones restringidas, fue posiblemente una de las especies más representativas de la Sabana de Bogotá. Otras especies de interés son el cedro (Cedrela montana), el roble (Quercus humboldtii), el pino colombiano (Prumnopitys montana), el uché (Prunus buxifola) y especies de lauráceas, características de bosques más conservados.
Un hallazgo muy relevante para la conservación y gestión integral del paisaje que caracteriza la Sabana de Bogotá es que la composición florística es única para cada sitio. Por ejemplo, más del 50 % de las especies de adultos y plántulas tuvo registro en solo uno de los seis sitios muestraados. Por el contrario, solo cuatro especies mostraron una amplia distribución, encontrándose en los seis sitios: la uva camarona (Macleania rupestris), el mano de oso (Oreopanax incisus) el raque (Vallea stipularis) y el cucharo (Myrsine coriacea). Dada su singular composición florística, ninguno de los fragmentos de bosque alrededor de las ciudades es prescindible y todos requieren de importantes esfuerzos para asegurar su preservación en el paisaje. Esta información es fundamental para las estrategias de conectividad en los entornos transformados. Además de asegurar su permanencia, es fundamental que las estrategias de conservación a gran escala incluyan estos fragmentos de bosque como elementos de gran importancia ecológica en cada uno de los municipios. Esto implica que las autoridades ambientales promuevan su estudio y conservación para poder considerar estos y otros fragmentos de bosques, sin importar que sean secundarios, dentro de los planes de conectividad previstos.