Colombia es un país megadiverso ocupando el primer lugar del mundo en número de especies de aves y orquídeas y el segundo en anfibios, peces dulceacuícolas y otros grupos de plantas1. Esto implica, entre otras cosas, que el conocimiento y descubrimiento de su biota sea una prioridad y esté lejos ser documentada en su totalidad. Sin embargo, amenazas como el cambio climático, la pérdida de hábitat, la extensión de la frontera agrícola y la minería han puesto en riesgo de extinción dicha megadiversidad. Como consecuencia, estos fenómenos han complejizado el nivel de las discusiones y requerimientos ambientales del país, imponiendo la necesidad permanente de seguir documentando la biodiversidad, a la vez que se procura evitar la extinción de especies que aún no se conocen.
Las colecciones biológicas del Instituto Humboldt, en sus 25 años, constituyen uno de los mayores y mejor organizados repositorios de biodiversidad, debido a que utiliza tecnología de punta para la gestión y administración de la información de los especímenes. Igualmente cuentan con un equipo de curadores calificados y de procedimientos de organización y depuración de datos que garantizan la accesibilidad a información de calidad, para promover, coordinar y realizar estudios de flora y fauna en aspectos como conservación, genética y educación.
En el contexto actual de pérdida de biodiversidad y cambio global, las colecciones biológicas resaltan por ser bibliotecas de la vida, se constituyen en líneas base de monitoreo del estado de ecosistemas estratégicos y permiten proponer por medio de diferentes tipos de análisis escenarios futuros de cambios en la biodiversidad. El conocimiento amplio de la biodiversidad que se adelanta en las colecciones, tiene además un gran potencial para la bioeconomía y los negocios verdes.
A la fecha los aportes de las colecciones del Instituto Humboldt se han enfocado en tres ejes principales: 1) La participación en expediciones biológicas en áreas poco estudiadas en el territorio nacional; ejemplo de ello son los proyectos BIO, que han permitido la descripción de un importante número de especies nuevas y raras, el redescubrimiento de especies que se creían extintas, la documentación de los primeros especímenes de algunas especies endémicas y la implementación de nuevas tecnologías de recolecta, aportando información necesaria para la toma de decisiones; 2) La optimización de los protocolos y procedimientos de registro y publicación de la información de los especímenes catalogados, posicionando al Instituto como pionero en sistematización, digitalización de especímenes y acceso a la información y 3) La generación de colecciones nuevas o emergentes, como un avance en el manejo de los datos y respuesta a la necesidad de nuevos tipos de información. Estas colecciones buscan brindar herramientas y proveer información novedosa en campos como ecoacústica (Colección de Sonidos Ambientales), genética (Colección de Tejidos), reproducción y series de tiempo (Colección de huevos) y germoplasma para conservación ex situ (Colección de Semillas). El engranaje de estos tres ejes estructurales de colecciones, marca la hoja de ruta para los próximos años.
Estas prácticas incluyen el uso de códigos bidimensionales QR para el etiquetado de los especímenes, la generación de catálogos digitales de imágenes y sonidos, y su disponibilidad al público a través de plataformas digitales propias como el catálogo de tipos: Colección de aves, Colección de peces de aguadulce, Herbario Federico Medem Bogotá, o externas como Macaulay Library del Laboratorio de Ornitología de Cornell.
Las etiquetas actuales contienen toda la información de los especímenes, especie, lugar de procedencia, la información morfométrica e incluso los métodos de preservación, p. ej tejido, ala extendida o piel.