Los ecosistemas contribuyen, directa e indirectamente, al bienestar del ser humano gracias a los bienes y servicios que prestan1 pues son esenciales para el desarrollo de actividades sociales y económicas. En particular, los ecosistemas de alta montaña proveen servicios ecosistémicos a nivel local y regional, tales como la provisión de agua, alimentos y madera, entre otros. A su vez, desempeñan un papel fundamental en términos de la regulación hídrica y climática, y en procesos como el ciclado de nutrientes y la polinización, al tiempo que ofrecen servicios de tipo cultural2.
Los más importantes sistemas fluviales de los países andinos septentrionales nacen en el páramo, por lo que existe una fuerte dependencia del sector agropecuario para el riego, de las comunidades para el consumo doméstico y del sector industrial para la generación hidroeléctrica3. En Colombia, la compleja red hídrica que nace en los páramos da origen a ríos tan importantes como Magdalena, Cauca, Meta, Guaviare, Putumayo, Atrato, Patía, Ranchería, Catatumbo y Sinú.
La capacidad de la alta montaña para regular el agua está determinada, entre otras características, por su topografía, que permite la formación de gran cantidad de pantanos y lagunas en sus territorios; y por suelos dotados con un alto contenido de materia orgánica y con una estructura porosa, que les confiere una extraordinaria capacidad de almacenamiento de agua4. En Colombia, se estima que la producción de agua de alta montaña (>2744 m s.n.m.) es de 66,5 km3/año, cantidad que corresponde a un 3% del volumen total anual de precipitación del país5. Tales valores, sin embargo, desconocen la cifra de agua captada por lluvia horizontal y contienen errores de subestimación implícitos, dada la baja densidad de estaciones hidrometeorológicas ubicadas en la alta montaña.
La provisión y regulación hídrica es apenas uno de los servicios que provee la alta montaña pero, a la vez, uno de los más vulnerables a los motores de transformación y al cambio climático. Cuando sufre alteraciones y los suelos son objeto de procesos de erosión, es prácticamente imposible restituir el servicio hidrológico6,7. Aunque el sistema hidrológico superficial y subsuperficial del páramo no es comprendido en su totalidad4, la importancia de sus funciones ecológicas es un aspecto relevante para la gestión integral.
Conocer la dinámica del servicio, identificar sus beneficiarios y entender la magnitud de dependencia y las relaciones óptimas para su aprovechamiento (cantidad, calidad y disponibilidad) permite orientar las decisiones de manejo de los páramos de acuerdo con cada contexto.