Los posibles efectos del cambio climático en los ecosistemas incluyen un incremento de eventos como olas de frío intensas, sequías prolongadas, aumentos en la temperatura y la precipitación o incluso la desaparición de conexiones vitales entre especies y comunidades biológicas, interrumpiendo así interacciones ecológicas fundamentales. Estos eventos impactan las especies, ya que alteran sus hábitats, y con ello, sus patrones de distribución1. En Colombia, se espera que el cambio climático tenga efectos significativos sobre la diversidad de plantas, produciendo desplazamientos altitudinales y extinciones locales, lo que podría resultar en la pérdida de servicios ecosistémicos1.
Colombia alberga más de 31 000 especies de plantas catalogadas (aprox. el 11 % de la diversidad global)2, entre las cuales existen alrededor de 6000 especies de plantas útiles, valiosas tanto para la economía del país como para mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. Sin embargo, en lugares como el Cocuy (Boyacá) se ha observado una disminución o pérdida de las poblaciones silvestres de 18 especies a lo largo del tiempo3, así como una disminución progresiva de hierbas endémicas de la vegetación de páramo de alta altitud, como es el caso de algunas especies del género Espeletia (frailejones).
La distribución de una especie puede mantenerse constante en ciertas zonas (refugios climáticos), contraerse o expandirse con distintos niveles de intensidad4. Estos cambios están influenciados por la capacidad de adaptación al entorno y las habilidades de movilidad de las especies, así como por los cambios ambientales de la región. A partir de datos de las colecciones botánicas, se generaron BioModelos (http://biomodelos.humboldt.org.co>) presentes y futuros (año 2030) y se utilizaron para identificar los refugios climáticos futuros de un grupo de 14 especies de plantas útiles de Colombia priorizadas por su alto potencial en bioeconomía5 y amplio rango de distribución. Los análisis mostraron que los refugios para las 14 especies se concentran en zonas de transición entre los Andes con la Amazonía y el Pacífico. Particularmente, el Caribe, la cuenca del río Magdalena y el norte del Chocó podrían perder poblaciones de especies usadas por las comunidades, y con ello sus servicios ecosistémicos.
Reconocer las especies útiles que demuestran tener resiliencia ante el cambio climático es de vital importancia, ya que puede favorecer la adaptación de las comunidades humanas ante escenarios de cambios adversos en el clima6 y permitir generar lineamientos para la conservación7 y uso sostenible de estas especies en el futuro.