En Colombia, alrededor del 40 % del territorio ha sido transformado debido al aumento demográfico y al cambio en el uso del suelo2. En la región Andina, la deforestación ha afectado y transformado al menos el 60 % del área original de los ecosistemas3-6, y los bosques de roble, no han sido ajenos a dicha transformación.
Los robledales se encuentran entre 750 y 3.450 m s.n.m. a lo largo de las tres cordilleras de los Andes y en algunos macizos aislados del Caribe colombiano7. Generalmente están dominados por alguna de las dos especies: el roble andino o roble blanco y el roble negro. A nivel nacional han sido varias las contribuciones sobre la composición florística y distribución de los robledales8,9,11,12, así como caracterizaciones ecológicas en la cordillera oriental10,12,15,16, la cordillera central12-14, la cordillera occidental17 y recientemente en los macizos caribeños18,7.
Al realizar un estudio de síntesis de los robledales colombianos1 basados en su composición florística, riqueza, estructura (altura del dosel), cobertura relativa por estratos, especies dominantes, biomasa aérea y existencias maderables, se estableció que existen tres grandes tipos de robledales (clases fitosociológicas), los cuales presentan variaciones en su composición florística dependiendo de las particularidades locales. Myrsino-Quercetea, se establece generalmente en la región Andina o en algunas localidades de la región Subandina que son influenciadas por el fenómeno de sombra de lluvia, o en vertientes subhúmedas de las cordilleras y presenta una menor riqueza, mayor dominancia y existencias maderables de roble.
En la región Subandina se encuentran los otros dos tipos de robledal: Billio-Quercetea, que además de tener especies características acompañantes, presenta una mayor riqueza y menor dominancia del roble, y se establece en condiciones de alta humedad y precipitaciones mayores a 2.000 mm anuales; y los robledales negros (Conceveibo-Colombobalanetea), que se ubican entre 1.337 y 2.166 m s.n.m., en climas húmedos y subhúmedos de Bolívar, Santander, Huila y Valle del Cauca, y se caracterizan por tener una menor riqueza y los mayores valores de dominancia y biomasa.
Análisis estadísticos permitieron identificar la altitud como el determinante directo de la temperatura del ambiente influenciando la composición florística y estructura de los robledales. El régimen de humedad (precipitación) en algunas localidades puede ejercer una influencia importante. Estas consideraciones ecológicas aportan elementos para definir el estado de conservación y orientar los procesos de ordenación forestal relacionados con el manejo de bosques a perpetuidad para la producción de servicios ecosistémicos deseados para toda la sociedad.
Los bosques de roble son importantes a nivel socioeconómico por su potencial de productos maderables y servicios ecosistémicos (regulación hídrica, protección de suelos y refugio de especies amenazadas7,20,21). Debido a la explotación maderable intensiva, se han establecido varias vedas15,22,23,24; sin embargo, actualmente la degradación y deforestación de robledales persiste. Es necesario el diseño de estrategias participativas de conservación y gestión forestal que integren la protección de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos con acciones que promuevan la sostenibilidad de la oferta maderable que satisface las necesidades de leña y madera de las comunidades campesinas. Documento completo
Sumar todos a la tarea de la conservación de este patrimonio que es de todos los colombianos pero también es patrimonio de la misma humanidad.
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