Los bosques de Colombia abarcan cerca del 53 % del territorio nacional1 y ofrecen servicios ecosistémicos tan importantes como la regulación del clima o del ciclo hidrológico, de los cuales depende el bienestar de la población humana. La oferta de estos servicios está relacionada con los procesos de los ecosistemas, los cuales están influenciados por las características de las especies arbóreas que ahí habitan. Es decir, la oferta de servicios ecosistémicos está determinada por la diversidad funcional, que hace referencia a la variedad de formas y estrategias que tienen las plantas para usar los recursos y transformar con su actividad el ambiente2.
Los rasgos funcionales de las plantas pueden agruparse de acuerdo a su función en: 1. Rasgos de las hojas, relacionados con la captura de carbono y relaciones hídricas de las plantas; 2. Rasgos del tallo; 3. Rasgos de raíces, importantes para el transporte de agua y nutrientes; 4. Rasgos reproductivos, asociados al establecimiento y dispersión de los individuos. Aunque todavía no existen datos consolidados ni un análisis a escala regional sobre los rasgos funcionales de las plantas leñosas en Colombia, los estudios en diversidad funcional en los ecosistemas forestales del país se han incrementado en los últimos años. Esta ficha evidencia el creciente interés por incorporar esta dimensión de la diversidad en los estudios de ecología en los bosques del país.
Este análisis se elaboró a partir de la información colectada por cerca de 60 investigadores en 2.265 especies de árboles distribuidas en los diferentes bosques del país. Los rasgos foliares fueron los mejor representados en todos los bosques estudiados y son importantes por su influencia en la productividad primaria, la descomposición de la hojarasca y el ciclaje de nutrientes4. Llama la atención la poca información que se encuentra sobre los rasgos radiculares en los todos los ecosistemas forestales del país.
Aunque el enfoque de ecología funcional ha sido adoptado por muchas instituciones en Colombia, aún hay grupos de rasgos clave y ecosistemas con poca información en el país. El reto actual no solo consiste en aumentar el número de especies y ecosistemas con información de rasgos funcionales sino en enlazar estos conocimientos a preguntas de investigación y gestión a diferentes escalas biológicas como la identificación de áreas prioritarias para la conservación, la restauración de ecosistemas enfocada en la recuperación de los procesos de los ecosistemas, el manejo de las invasiones biológicas, adaptación al cambio climático, entre otras. Esta información debe estar a disposición de la comunidad científica, traducida e integrada en recomendaciones que apunten a disminuir la pérdida de las funciones ecosistémicas del territorio.