La ganadería en Colombia, es una actividad económicamente importante, contribuye con el 1,4 % del PIB nacional1, sin embargo es ineficiente, ya que usa 14 millones de ha, cuando solo 2,7 millones son aptas para este fin2,3. La actividad ganadera en Colombia, incluye sistemas campesinos, empresariales y grandes terratenientes; dada su inmensa heterogeneidad, dependiendo de la disponibilidad de recursos, tecnología y productividad, el sector contempla diferentes modelos productivos. Sin embargo, sea ganadería a pequeña o a gran escala, representa competencia por el recurso hídrico, erosión y pérdida de biodiversidad, generando un conflicto ambiental4. Bajo estos escenarios, es apremiante un cambio en la forma de hacer ganadería en el país, lo que implica hacer una gestión adaptativa y específica de la biodiversidad.
En diferentes regiones de Colombia, iniciativas y proyectos están evaluando y gestionando los impactos de la ganadería en la degradación de suelo, pérdida de biodiversidad, y cambio climático. Uno de los elementos del paisaje ganadero recientemente reconocido, es la función ecológica que cumplen los escarabajos, conocidos como coprófagos o estercoleros, al alimentarse y desarrollar su ciclo de vida asociado al excremento del ganado.
El proyecto Ganadería Colombiana Sostenible5, liderado por FEDEGAN, Fundación CIPAV, The Nature Conservancy y financiado por GEF, Reino Unido y Fondo Acción, le ha apostado a la sostenibilidad del sector. El proyecto se extendió a cinco diferentes regiones del país, impactando 4000 fincas en 83 municipios, generando una serie de herramientas divulgativas para fortalecer una cultura de conservación en los pequeños y medianos ganaderos del país6,7.
A partir de este proyecto se documentó la correlación positiva que existe entre la diversidad de escarabajos y una mayor productividad ganadera, incrementando así la sostenibilidad ambiental. Se identificó que la ganadería puede beneficiarse de procesos biológicos como el ciclado de nutrientes, la bioturbación del suelo, control biológico de vectores de enfermedades y reducción de emisiones de gases de invernadero, como resultado de la acción de los escarabajos8,9,10.
El reto como país es transitar hacia paisajes y producción sostenible, reconciliando los sistemas productivos con la conservación de su biodiversidad. Las nuevas iniciativas de ganadería ecológica, están demostrando que la conservación de los bosques puede ser más eficiente y rentable. El escenario para el cambio de paradigma nunca había sido más propicio, al integrar la dimensión político, institucional, con el conocimiento científico. Este cambio es necesario para cumplir las metas relacionadas con la firma de acuerdos internacionales (reducción de emisiones de efecto invernadero, producir alimento en condiciones de sostenibilidad), pero también como un eje desarrollador de los territorios.