Ficha: 401 | 2022

El síndrome de la “mona difícil”

Cambio en el paradigma para la creación de áreas protegidas

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Aunque en los últimos años se han declarado más áreas protegidas que en cualquier otro momento, su aporte a la representatividad de ecosistemas es cada vez más limitado. Esta tendencia obliga a racionalizar y reorientar la creación de áreas protegidas y a considerar el uso de estrategias innovadoras.

Muchos de los lectores empezaron el álbum Jet de Historia Natural, pero pocos lo terminaron porque varias de sus láminas o “monas” tenían tirajes limitados. Esta escasez llevó a que algunas terminaran convertidas en “monas difíciles”, cuya adquisición no se lograba mediante el consumo de chocolatinas, sino mediante la compra o el intercambio.

En la conservación in situ de la biodiversidad en Colombia está pasando algo parecido. Las áreas protegidas son reconocidas como la estrategia más efectiva para la protección y el mantenimiento de los ecosistemas1,2 (las monas), que no no deben considerarse como entidades aisladas, sino articularse en un sistema (el álbum) ecológicamente representativo y bien conectado con el paisaje circundante3.

La evaluación histórica de la eficiencia del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) muestra un aumento reciente de la extensión del sistema y una creación exponencial de áreas protegidas, pero cada vez menos incorporaciones de nuevos ecosistemas4. De hecho, el diagnóstico para el CONPES 4050 de 20215 menciona que en el territorio continental el SINAP aún tiene omisiones en 16,8 % de los tipos de ecosistemas, los cuales están distribuidos en algo más del 2,5 % del territorio y corresponden a ecosistemas pequeños, irregulares, transformados y, por ende, más amenazados (las monas difíciles).

El panorama anterior invita a pasar de la declaración de áreas amplias, alejadas de la influencia humana y con alta naturalidad hacia un paradigma innovador y disruptivo, basado en estrategias de conservación que permitan la restauración de ecosistemas originales y, con ello, su funcionalidad. El objetivo es optimizar la representación de cada ecosistema, de manera que no solo se incluyan todos (completitud), sino que esto se haga en proporciones significativas (representatividad) para asegurar una autorregulación ecológica tanto al interior de las áreas protegidas como en los territorios circundantes.

Las más recientes creaciones de áreas protegidas marinas y terrestres han venido perdiendo relación de costo-beneficio en la representación de los ecosistemas. Cada nueva hectárea declarada representa cada vez menos extensión de nuevos ecosistemas.

Desde esta perspectiva, para que el SINAP logre ser representativo en la protección de ecosistemas en riesgo localizados en áreas con alta influencia humana, se debe transitar hacia un nuevo paradigma que contemple categorías de manejo que integren mejores escenarios de gobernanza y criterios técnicos más amplios no solo direccionados a ecosistemas. Tal vez sea hora de considerar “monas” que le apunten a otros niveles de biodiversidad (comunidades o especies), para completar el álbum del SINAP.

Relación entre el tamaño de los ecosistemas y su representatividad en el SINAP

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Relación entre extensión de áreas protegidas creadas y de ecosistemas representados y costo-eficiencia histórica de la representatividad

Representatividad de ecosistemas continentales en el SINAP

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Aunque aún haya omisiones en 16,8 % de los tipos de ecosistemas, estos están en apenas el 2,6 % del territorio continental.

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Versión PDF Ficha metodológica Referencias Cítese como
Corzo, G., Corral-Gómez, J. N., Castillo, L. S., Atuesta, C., Zambrano, H., Barbosa H. Y., & Herrera, C. M. (2023). El síndrome de la "mona difícil". En L. A. Moreno & G. Andrade (Eds.), Biodiversidad: umbrales de transformación. Estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.
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