Sinergias entre biodiversidad, servicios ecosistémicos, adaptación al riesgo y mitigación del cambio climático

Colombia ha diseñado diversas políticas ambientales —la política nacional para la gestión integrada de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos¹(SS.EE.) o la estrategia integral de control a la deforestación y gestión de los bosques²— y se ha adherido a compromisos internacionales como el marco mundial de biodiversidad (MMB) post 2020³ o el acuerdo de París⁴, con el fin de proteger la biodiversidad y los SS. EE. Esto es un reto en torno a la gestión integrada y eficiente del uso del suelo y los recursos económicos destinados a la conservación. La identificación de conjuntos de áreas prioritarias constituyen portafolios de conservación para cumplir los objetivos y metas⁵. El Instituto Humboldt junto con el consorcio Nature Map, identificó dos portafolios que exploran sinergias entre diversos objetivos y metas y que de manera integrada optimizan la representatividad de la biodiversidad y los SS. EE., por una parte y de la biodiversidad, la oferta hídrica y el almacenamiento de carbono, como variable asociada a la mitigación al cambio climático, por otra parte. Adicionalmente, se incorporaron variables relacionadas con el riesgo de deslizamientos, inundaciones, déficit en provisión de agua, afectaciones por cambio climático, erosión y salinización de suelos como objetivos asociados a la adaptación al riesgo, que aunque no cuentan con metas definidas en la política pública, deben ser objeto de gestión y planificación. Se evidencian cuatro puntos clave para maximizar estas sinergias:

1. No existe un único portafolio. Estos deben revisarse y actualizarse, ya que los objetivos y metas varían, así como los indicadores de la biodiversidad y sus presiones asociadas. Los portafolios deben además considerar los costos —económicos y no económicos— de implementar posibles acciones, por lo que requieren de un enfoque adaptativo que tome en cuenta la naturaleza dinámica de los sistemas socioecológicos y sus economías.
2. Es posible disminuir la incertidumbre en la definición de áreas de conservación y la inversión de recursos. Áreas con mayor frecuencia de selección en distintos portafolios constituyen áreas con mayor prioridad de conservación y pueden considerarse irremplazables. Esto reduce la incertidumbre del éxito y en la asignación de recursos .
3. Se pueden definir metas evaluando el área y los costos requeridos para su cumplimiento.Al seleccionar las áreas irremplazables resultantes del primer portafolio evaluado, se complementa en un 4 % (45 550 km²) el Sistema de Parques Nacionales Naturales (SPNN), traduciéndose en una meta de conservación del 20 % del área continental del país, incrementando la representatividad de la biodiversidad, los SS. EE. y la adaptación al riesgo del 42 al 76 %. Para lograr la meta de conservar el 30 % del país a 2030 —Meta 3 del MMB post 20203— significa cumplir la meta de conservación del 99 % de las especies amenazadas, esto supone ampliar el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) en 80 % en 8 años, un aumento de 150 000 km2 difícil de alcanzar.
4. Se puede analizar el cumplimiento de las metas para evaluar las acciones requeridas que garanticen el cumplimiento de los objetivos propuestos. Los análisis permiten explorar, por ejemplo, si la representatividad de la biodiversidad o la mitigación al cambio climático que se alcanzan son suficientes para cumplir los objetivos de conservación propuestos. En el segundo portafolio evaluado, por ejemplo, se evidenció que cumpliendo la meta 30X30 se cumple también el 99 % de las metas para las especies amenazadas y se almacenarán alrededor de 3 GtonCO₂e/año como aporte a la meta 8 del MMB (10 GtonCO₂e/año). Así, para cumplir con la meta 8 se requerirán acciones adicionales de restauración para el secuestro y almacenamiento de carbono y otras medidas ambientales que reduzcan las emisiones de CO₂.

A partir del análisis de estos portafolios, se evidencia de manera cuantitativa que la priorización integrada de características, objetivos y costos en la planeación para la conservación, optimizan los esfuerzos y pueden incrementar la eficiencia y la eficacia de las acciones en el territorio, generando soluciones integradas enfocadas en el cumplimiento de metas a nivel país.