Las áreas remanentes de bosque seco tropical (BST) son actualmente presionadas por el desarrollo de infraestructura y el cambio de uso del suelo hacia modelos de producción intensiva, áreas de expansión urbana e interconexiones entre centros poblados. Estos motores de transformación afectan directamente a las poblaciones de mamíferos que tienen como hábitat estas áreas. Además, el aumento de la cacería como respuesta a la ocupación humana genera su movilización a través de una matriz del paisaje altamente intervenida, donde los riesgos de mortalidad se incrementan.
Los mamíferos son importantes prestadores de bienes y servicios ecosistémicos como la polinización, la dispersión de semillas y el control de plagas. Asimismo, al compartir el territorio con poblaciones humanas, hacen parte de imaginarios sociales y de la seguridad alimentaria local. De ahí que la pérdida de mamíferos afecte el equilibrio natural del ecosistema, disminuyendo su resiliencia frente a la transformación del paisaje y fenómenos climáticos extremos.
El BST es uno de los ecosistemas más amenazados en el mundo. Entre las especies en alguna categoría de amenaza se encuentran una En Peligro Crítico (CR) (Ateles hybridus spp.), cuatro en estado Vulnerable (VU) (Myrmecophaga tridactyla, Cebus capucinus, Aotus griseimembra y Aotus lemurinus), tres Casi Amenazadas (NT) (Leopardus wiedii, Panthera onca y Lontra longicaudis) y tres con Datos Insuficientes (DD) para su evaluación de riesgo de extinción (Cabassous centralis, Glossophaga longirostris e Hydrochoerus isthmius) a nivel global.
Debido a los motores de transformación, los mamíferos arborícolas se limitan a áreas con cobertura vegetal de estratos más altos, los mamíferos pequeños se restringen a condiciones menos diversas de microhábitats y los mamíferos medianos y grandes son vulnerables a las colisiones en la infraestructura vial. A esto se suman otros factores como las carencias en los procesos de identificación taxonómica de algunos grupos de especies de mamíferos (p. ej., venados y roedores), lo que genera grandes vacíos de conocimiento que no permiten determinar con exactitud la pérdida de biodiversidad en este ecosistema.
La riqueza y diversidad de hábitos de los mamíferos, junto con sus roles ecológicos y el relacionamiento cultural e histórico con los pobladores locales, brindan un panorama amplio sobre la complejidad de dinámicas en el BST. Al ser muchos de ellos altamente sensibles a la intervención humana, se convierten en excelentes representantes para la planeación sistemática de la conservación, que requiere de diseños y estudios ecológicos que permitan comprender mejor el comportamiento de los mamíferos en paisajes antrópicos y generar soluciones que reduzcan los riesgos de extinción local de estas especies1.
A partir de la segunda década del 2000 se han reportado aproximadamente 505 individuos que han colisionado con vehículos en las carreteras que atraviesan el BST. Esta mastofauna atropellada representa 7 órdenes, 12 familias y 12 especies, entre las que se destacan con mayor frecuencia de atropellamiento el zorro cangrejero (Cerdocyon thous), el oso mielero (Tamandua mexicana), la ardilla de cola roja (Notosciurus granatensis), la zarigüeya (Didelphis marsupialis), el perezoso (Choleopus hoffmanni), el mapurito (Conepatus semistriatus) y el yagouaroundi (Herpailurus yagouaroundi), entre otros. Esto resalta su alto riesgo en un contexto de transformación del paisaje a partir del crecimiento de la infraestructura vial.