El marañón del Vichada

Con alrededor de 4300 ha sembradas (54 % del total nacional), Vichada es el principal productor de marañón (Anacardium occidentale) en el paí. En este departamento, el cultivo de esta especie puede tener rendimientos de hasta 1000 kg/ha gracias al uso de clones, sobrepasando no solo a otros departamentos (aprox. 300kg/ha), sino también a reconocidos países productores como Brasil (726 kg/ha) o Vietnam (886 kg/ha). Al durar en producción más de veinte años, es un forestal con buena captación de carbono que ayuda a preservar la biodiversidad y a disminuir las quemas de las sabanas y su deforestación. El crecimiento del cultivo proporciona hábitat para otras especies como arvenses, fauna y aves nativas. Además, no requiere un alto consumo de agroquímicos y retiene el agua. Por estos motivos, ampliar su producción ofrece el potencial de generar riqueza y bienestar social en la región.

Antes del 2015, los productores de marañón aledaños a Puerto Carreño (Vichada), desechaban la mayor parte de su cosecha, pues no valía la pena recogerla debido a la baja demanda y rentabilidad. Esto se debía principalmente a condiciones de cultivo rudimentarias, falta de selección de suelos para cultivo, escasez de podas, abundancia de plagas y enfermedades y el desconocimiento de una estructura de costos. Además, pese a su proximidad, pocos de los productores se conocían entre sí.

Tras participar en el programa Modelo de Agronegocios Sostenibles (MAS), que busca una transformación productiva entre personas, organizaciones y cadenas de valor mediante la colaboración en red, el “aprender haciendo” y una estrategia de cambio en modelos de negocio, los productores de marañón lograron vender toda su producción a precios hasta un 40 % mayores, además de mejorar sus capacidades técnicas, empresariales y colaborativas para el manejo del cultivo. Este proceso incluyó el fortalecimiento de las capacidades técnicas de los productores, desde la selección de suelos y material vegetal hasta el mantenimiento de la siembra y la cosecha. Los paquetes tecnológicos diseñados para este propósito permitieron a los agricultores tecnificar su siembra y tener en cuenta variables climáticas, meteorológicas, de suelo, de agua y biodiversidad, entre otras.

En materia empresarial, los productores aprendieron a construir modelos de agronegocio viables, considerando las demandas del mercado y las necesidades de clientes y consumidores; participaron en espacios comerciales y ruedas de negocios; generaron nexos con proveedores, procesadores, transportadores, comercializadores y otros actores; formaron la cadena agroindustrial del marañón; y forjaron diversas alianzas institucionales. Todo esto se articuló alrededor de los recursos de la Gobernación del Vichada, la operación de la Universidad de los Andes y la participación de Agrosavia.

Hoy, los productores han experimentado una transformación productiva y sostenible, no solo en términos económicos, sino también en la construcción de tejido social, la captación de carbono, la prevención de la deforestación y la preservación de la biodiversidad. En 2017, la producción en las quince fincas que participaron en el programa MAS pasó de 1200 a 2000 ha sembradas; a la fecha el incremento de las hectáreas sembradas en el territorio ha llegado a 22 000 ha. Por su parte, las alianzas forjadas en el territorio han permitido avanzar en la exportación, consecución de clientes, aprovechamiento de la nuez, manzana y el aceite, la aplicación de biocarbono y en la innovación tecnológica para la optimización de los procesos.