La Orinoquia es una región caracterizada por su alta diversidad de aves, con 761 especies registradas, equivalentes a un 38 % de la avifauna nacional. Esta gran cantidad de especies habita ecosistemas que van desde bosques subandinos hasta sabanas inundables y representa un potencial para el desarrollo del sector de turismo de observación de aves o “aviturismo”.
En las últimas décadas, los viajes para observar y fotografiar aves se han popularizado a nivel mundial. En Colombia, esta tendencia se observa también en la Orinoquia, un territorio donde la oferta de aviturismo apenas recientemente ha sido aprovechada por operadores turísticos, propietarios de reservas de la sociedad civil y guías locales. En las extensas sabanas hoy se ofrecen safaris llaneros en los que entusiastas de la fauna silvestre pueden disfrutar de paisajes, mamíferos y aves de la zona.
Los potenciales beneficios del aviturismo en materia de conservación y desarrollo económico se pueden obtener bajo ciertas condiciones. En primera instancia, es necesario identificar y conservar poblaciones saludables de las aves más buscadas por los avituristas. Es común que estas aves sean objeto de conservación por ser raras, de distribución restringida, amenazadas, o por ofrecer importantes servicios ecosistémicos. Segundo, el producto aviturístico debe ser especializado y diseñado para las necesidades de los avituristas, lo que depende de la existencia de guías locales con conocimiento de la región y sus aves, así como de la existencia de infraestructura especializada (senderos, torres de observación, vehículos adaptados, etc.). De hecho, el aviturismo puede ser una alternativa económica para los guías locales y aumentar sus ingresos en un 300 %, como ha sido documentado en Sudáfrica. Tercero, los avituristas requieren estar y sentirse seguros en los lugares que visitan, por lo que es esencial garantizar la seguridad y facilidad de acceso a los lugares designados. Esta condición es esencial si se plantea el aviturismo como una alternativa económica y de conservación en escenarios de posconflicto. Según estimaciones basadas en la disposición a pagar de estadounidenses por un viaje de aviturismo a Colombia para apoyar comunidades en recuperación del conflicto armado, los beneficios económicos podrían llegar a ser de $ 9 millones de dólares anuales y generar más de 7000 nuevos empleos.
Las nuevas tendencias del turismo de observación indican que los avituristas están dispuestos a viajar para obtener imágenes únicas de aves colombianas. En el Meta, por ejemplo, la existencia de un nido de águila arpía (Harpia harpyja) recientemente ha llevado a 26 de ellos, en menos de 90 días, a un territorio previamente afectado por el conflicto armado. Fenómenos como este dan luces del posicionamiento de la Orinoquia como un territorio con una oferta diversa y diferenciada para los avituristas y fotógrafos de aves.