Proponer una nueva estrategia de gestión para territorios rurales en Colombia puede parecer un ejercicio redundante debido a la existencia de muchas otras figuras de conservación. Sin embargo, no son muchas las figuras que responden a los desafíos que representa la gestión de recursos fluviales. El “río protegido”1 es una oportunidad para promover un modelo de ocupación y gestión antes de que ocurra una transformación severa de los ecosistemas, con potencial de constituirse en una medida alternativa de conservación basada en el territorio, según la Meta Aichi 11. Esta figura aporta elementos para la conservación en un territorio abierto a la transformación, generando un equilibrio entre el bienestar humano y la integridad del sistema ecológico tierra-agua, a través de un sistema de gobernanza que contempla la conexión entre los sistemas biofísicos y sociales.
Los ríos como sistemas pueden ser comprendidos y abordados de múltiples formas. Constituyen elementos articuladores del territorio ya que son un lugar de encuentro para las distintas actividades cotidianas de las comunidades y, por lo tanto, moldean los patrones de ocupación y uso. Los servicios ecosistémicos y beneficios que proveen los ríos son de diversa índole: agua potable para irrigación y usos industriales, alimento, transporte, eliminación de residuos, recreación, yacimientos de diversos materiales, generación eléctrica, entre muchos otros.
A pesar de su valor, los ríos han sufrido procesos de transformación tan profundos que dinámicas como los ciclos de las inundaciones y fluctuaciones han quedado completamente suprimidas o reducidas a una fracción de su estado original. En este sentido, la conexión entre los ríos y los hábitats asociados en su plano de inundación se ha perdido, aislando el cuerpo del río de su cuenca original. Como consecuencia, las intervenciones humanas han causado la pérdida neta de biodiversidad, disminución en la riqueza en recursos hidrobiológicos, menor conectividad de los paisajes y pérdida de las funcionalidades ecológicas. La gestión del recurso hídrico requiere de un enfoque interdisciplinar, implementado por tomadores de decisiones y administradores bien informados que consideren los aspectos sociales y tengan una visión a largo plazo.
Aunque en Colombia la conservación casi siempre inicia con la declaración legal de una área protegida usualmente excluyente de la actividad humana, en la primera etapa de este proceso muchos actores vieron con preocupación la formulación de restricciones. La falta de una definición jurídica del cómo determinar ambientalmente el ordenamiento y el carácter voluntario del proceso, hace que el “río protegido” no sea visto con confianza por las instituciones del Sistema Nacional Ambiental (Sina). Por este motivo, el proceso ha puesto énfasis en el entendimiento y apropiación de un concepto de conservación inclusivo, logrando avances con un conjunto de actores locales dueños de los predios colindantes, entre ellos Amigos del Bita y la creación de una asociación de pescadores. Adicionalmente, la participación activa de instituciones científicas, como el Instituto Humboldt, hace posible la revisión de indicadores de integridad ecológica y social durante el proceso de transformación.
Dado que el proceso no es una experiencia en proceso, presenta un alto potencial de desarrollo y réplica en otras partes del país. La continuidad de esta iniciativa depende de la articulación coherente con instrumentos como el Plan de Ordenación y Manejo de Cuenca Hidrográfica (pomca), con los planes de ordenamiento territorial y la utilización de instrumentos de gestión social.
La cuenca del río Orinoco contiene la segunda extensión más grande de sabanas tropicales de Suramérica2. Actualmente están expuestas a la agricultura industrial y forestería, con un 70 % de su superficie propicia a la transformación3, concentrada en la altillanura al sur del río Meta, en donde tienen origen “ríos de sabana” como el Tomo, Elvita y Bita. La cuenca del río Bita (812 312 ha) se caracteriza por su alta naturalidad y presencia notoria de vida silvestre.
En este lugar viven más de 16 000 personas, entre raizales nacidos en esta zona, pescadores y colonos de diferentes partes del país, además de habitantes pertenecientes a cuatro pueblos indígenas principales: sikuani, sáliva, amorúa y piaroa, que habitan en seis resguardos indígenas, así como en asentamientos rurales y barrios. Lo anterior lo constituye en un territorio con notable diversidad tanto cultural como biológica, traducida en diferentes formas de ver y usar el territorio, también como proveedor de importantes beneficios sociales y ecosistémicos a nivel local, regional, nacional e internacional4.
El corredor Meta-Bita-Orinoco ha sido incluido como una de las ecorregiones prioritarias para la conservación y el uso sostenible4,5, además de identificarse como una área estratégica para su conservación4 en el marco del ejercicio de Portafolio Orinoco, y el río ha sido reconocido mundialmente por sus condiciones para la pesca deportiva.
Ausencia de apropiación
Aumento de la actividad forestal
Uso de la biodiversidad
Prácticas actividad forestal
Actividad pesquera
Conflicto por uso de espacios del río
Prácticas actividad turística
Degradación de espacios
Uso del río por población urbana y rural
Aparición de minería
Contaminación del agua
Falta participación población local en planeación
Ausencia estatal
Falta de diálogo
Organizaciones base de Primavera
Empresas forestales
Indígenas, operadores turísticos, reservas privadas y propietarios
Empresas forestales
Pescadores
Indígenas, operadores turísticos, Reservas de la sociedad civil, propietarios
Operadores turísticos, turistas
Propietarios, personas de la zona urbana
Organizaciones base, población Puerto Carreño
Particulares
Empresas forestales
Todos los actores
Instituciones Estado
Todos los actores
Estrategia de comunicación y sensibilización
Figura Amigos del Bita
Creación comité cuenca, figura Amigos del Bita y pomca Bita
Plan manejo actividad forestal y diseño de paisaje según escenarios
Creación Asociación de pescadores y reforestadores del Vichada-Asprevi, articulación Aunap, acuerdos locales
Creación comité cuenca, figura Amigos del Bita y pomca Bita
Creación comité cuenca, Amigos del Bita, plan ordenamiento turístico y pomca
Creación comité cuenca, figura Amigos del Bita y pomca Bita
Creación estrategia de comunicación y sensibilización
Articulación Corporinoquia
Estudio calidad del agua y creación de planes de manejo actividad forestal
Creación comité cuenca y figura Amigos del Bita
Creación comité cuenca
Creación figura Amigos del Bita, observatorio conflictos, mesas diálogo o comité cuenca
El proceso social del río protegido tiene como objetivo la construcción de una adecuada gobernanza para la participación de los actores del territorio en las decisiones. La evaluación social de gobernanza ambiental (48 entrevistas)6 priorizó los resultados por cada categoría, así como una estrategia de participación relacionada con los principales conflictos en la cuenca. Posteriormente, fue necesario establecer responsabilidades de sostenibilidad en los medios de vida. Durante 2016 se logró comprometer a más de 150 personas, la Gobernación del Vichada, la Alcaldía de Puerto Carreño y La Primavera, la Armada Nacional, Parques Nacionales Natuarales de Colombia y la a Corporación Autónoma Regional de la Orinoquia (Corporinoquia) -Sede La Primavera- y otros actores como la la Asociación de Pescadores y Reforestadores del Vichada (Asprevi), operadores y agencias turísticas y organizaciones campesinas e indígenas.