La Orinoquia colombiana se ha convertido en un importante foco del desarrollo agropecuario del país. Esto ha llevado a la aparición de extensas áreas de gramíneas introducidas y a la conversión de sabanas a usos agrícolas de manejo intensivo, con el objetivo de potenciar a Colombia como despensa mundial1. La evaluación del estado de salud de la cuenca del Orinoco2 reveló una creciente influencia de esta dinámica de producción e indicios preocupantes de alteración en las cuencas de la altillanura y la planicie en transición con el bioma amazónico. Además, se ha identificado un crecimiento desordenado y acelerado de cultivos de arroz en Casanare y Arauca3.
Estos escenarios plantean el reto de generar un modelo de desarrollo endógeno y holístico que refleje los intereses de la región, incluya sus potencialidades y reconozca el valor de los ecosistemas a nivel ecológico y social. Esto supone contemplar la oferta ambiental de la región, la dinámica hídrica, los servicios ecosistémicos, así como la visión de los pobladores, en un contexto de tensiones crecientes desencadenadas por el cambio climático4.
Desde WWF Colombia, en su marco estratégico 2021-2030, se busca contribuir a que la Orinoquia mantenga su base natural y los procesos ecológicos asociados a valores culturales e identitarios, el bienestar de las comunidades humanas y la resiliencia socioecológica de los paisajes. Esto se da por medio de un trabajo conjunto con socios y aliados, acciones multiescala y multiactor, y la implementación de un modelo de desarrollo social, económico y productivo armonioso con la naturaleza y bajo en carbono, basado en el manejo integrado de paisajes productivos biodiversos, la conservación y el uso sostenible de los ecosistemas estratégicos de la región (bosques, sabanas, humedales y otros) y los servicios ecosistémicos que prestan.
Estas intervenciones se basan en los siguientes principios: 1) la implementación de políticas, planes y programas que reconocen las particularidades de los ecosistemas y sus servicios habilita un modelo de desarrollo armónico con la naturaleza y bajo en carbono; 2) la contribución permanente y sostenible de los paisajes de la Orinoquia al bienestar humano y al desarrollo social y productivo solo se logra a través de un manejo integrado que mantenga la conectividad socioecológica y la provisión de servicios ecosistémicos, con la participación de múltiples actores dedicados a la planeación colaborativa y a la implementación de mecanismos financieros; y 3) la distribución equitativa de los beneficios económicos y la participación efectiva en el desarrollo económico de los territorios es posible si las comunidades de la región cuentan con medios de vida dignos y sostenibles.