La meta 3 del Marco Global de la Biodiversidad de Kunming-Montreal establece que, para 2030, los países deberían tener al menos el 30 % de su superficie bajo estrategias de manejo que aporten a la conservación y promuevan su conectividad1. Al ser la Orinoquia un área estratégica2,3, se hace necesario evaluar el avance de esta región en el cumplimiento de dicho objetivo. Esto supone evaluar no solo la representatividad y conectividad de las áreas protegidas (RUNAP), sino también el potencial de complementariedad de otras figuras territoriales como los resguardos indígenas4,5.
El análisis de dos aproximaciones espaciales de la Orinoquia —como biorregión (biomas de sabana y planicies) y como área administrativa (SIRAP)— revela que el territorio está pobremente representado por áreas protegidas (biorregión = 5,7 %; SIRAP = 10,4 %) y que tan solo la mitad de este espacio está debidamente conectado (biorregión = 3,1 %; SIRAP = 5,1 %). No obstante, al considerar el rol complementario de los resguardos indígenas, la representatividad de las áreas protegidas (biorregión = 28,4 %; SIRAP = 27,7 %) y el porcentaje de esas áreas que se encuentra efectivamente conectada aumenta significativamente (biorregión = 23,4 %; SIRAP = 18,8 %), acercando a la Orinoquia al cumplimiento de la meta 30x30.
Estos datos deben interpretarse con cautela, ya que la naturalidad no se distribuye de forma homogénea y se podrían estar aislando los ecosistemas de los Andes de los de la planicie. Además, sobre la Orinoquia se ciernen amenazas como la ampliación de la frontera agrícola, actividades minero-energéticas, construcción de vías, entre otras6. De esta manera, para mantener índices aceptables de representatividad y conectividad en la región resulta necesario no solo considerar el potencial de complementariedad de los resguardos indígenas, sino también hacer una gestión adecuada y de armonización de las actividades productivas mediante buenas prácticas, soluciones basadas en naturaleza, economías forestales y bioeconomía, principalmente en los espacios no declarados, designados o adjudicados.
La conectividad de esta región se explica, en buena medida, gracias a los altos niveles de naturalidad (81 %) y conectividad (45 % en promedio) de las áreas por fuera del sistema de áreas protegidas. También contribuye a este índice la contigüidad entre áreas protegidas, que se fortalece al considerar el rol complementario de los resguardos indígenas (55 % en promedio).