La transformación de los sistemas naturales para generar bienes y servicios que proporcionan bienestar humano ha generado presiones sobre los sistemas ecológicos, pero también la creación de vínculos, dependencias y conexiones entre la diversidad cultural y la biológica. De ahí la necesidad de comprender la complejidad de los sistemas socioecológicos, así como gestionar y adaptarse a los cambios que enfrentan.
En el marco de las Transiciones Socioecológicas hacia la Sostenibilidad (TSS), el concepto de resiliencia de un sistema socioecológico se entiende como su capacidad de absorber o resistir la entrada de disturbios, impactos o factores estresantes, mientras se reorganiza para mantener esencialmente las mismas funciones, estructura e identidad. Sin embargo, todavía es un reto generar metodologías para evaluar si las funciones del sistema se mantienen dentro de sus umbrales de resiliencia.
El Instituto Humboldt desarrolló una metodología para la caracterización de la resiliencia de un paisaje, en el marco del Convenio de Cooperación FIBRAS, entre Ecopetrol y el Instituto Humboldt, con el objeto de aunar esfuerzos para la planificación socioecológica en las áreas operativas y proyectadas de Ecopetrol. En este proceso: 1) se identificaron y analizaron las propiedades y relaciones que caracterizan un sistema socioecológico, 2) se preparó un modelo matemático para representar su dinámica y 3) se elaboró un índice de resiliencia usando como base el comportamiento de variables. Esto permitió realizar simulaciones de distintos escenarios de transformación antrópica.
Este acercamiento se implementó en un paisaje del departamento del Casanare influenciado por el sector de hidrocarburos. Para el escenario que describe la dinámica del sistema bajo las condiciones actuales (BAU), el índice de resiliencia refleja una población que cuida su territorio y tiene buenas prácticas productivas y de autoconsumo, pero también una pérdida de cobertura boscosa y elementos que pueden afectar la resiliencia del sistema debido a actividades industriales y agrícolas o a la apertura de nuevas vías.
El escenario de preservación (mantenimiento y protección de áreas naturales) presenta el menor índice de resiliencia al inicio, pero incrementa con el tiempo. Esto indica que la preservación de áreas naturales podría generar una respuesta insuficiente para mejorar la resiliencia del sistema en una fase inicial (comportamiento que se debe posiblemente a la restricción sobre las áreas agropecuarias). Por su parte, acciones exclusivamente desde un escenario social (mayor participación en diálogo de saberes para generar interés común o programas de cuidado de los ecosistemas y disminución de la pobreza) mejoran el promedio ponderado de las variables, pero disminuyen el indicador de resiliencia. Esto significa que el sistema socioecológico puede asimilar inicialmente los cambios propuestos en el escenario, pero, a mediano y largo plazo, este se debilitará. Por último, el escenario combinado (preservación y social) da la mejor respuesta del sistema, con un promedio ponderado de las variables más estable en el tiempo.
Esta metodología es una oportunidad para explorar el concepto de umbrales, articular distintas fuentes de información y relacionar las variables que describen el sistema socioecológico en una herramienta para la toma de decisiones.