Globalmente, la pérdida de biodiversidad es uno de los principales retos a los que se enfrenta la humanidad1. Los carnívoros, en particular, son uno de los grupos más susceptibles a las amenazas dentro de sus áreas de distribución; la pérdida de hábitat, el conflicto y la sobrexplotación2-4 son solo algunas de las múltiples y fuertes amenazas a sus poblaciones tanto a nivel mundial como a nivel local5,6,7,8. Especies como el puma y el jaguar, que juegan un papel fundamental en la mayoría de ecosistemas Neotropicales6,9,10, han sufrido declives poblacionales y reducción en su distribución, lo que ha llevado a la mayoría de sus poblaciones a categorías de riesgo significativo de extinción11.
En el territorio nacional una de las principales amenazas de los felinos es el desarrollo de actividades productivas12-17 que generalmente desencadena en cacería por retaliación del depredador causante o percibido17. Estos conflictos tienen raíces diferenciales que incluyen desde percepciones y bases culturales hasta aspectos ecológicos asociados a la configuración del paisaje, estado de las poblaciones, situación socioeconómica de la comunidad, entre otros18. Dada esta complejidad, las posibles soluciones deben ser suficientemente estructuradas para responder a dicha dinámica19.
En territorios que han tenido una dinámica socioecosistémica compleja, como es el caso del departamento de Antioquia, con historias de desplazamiento y modificación de ecosistemas naturales desde hace muchas décadas, las estrategias de conservación estrictas se hacen cada día menos viables. Esto obliga a repensar los procesos de conservación enmarcados en la realidad de la dinámica socioeconómica, en los que se implementen estrategias en sinergia con herramientas e incentivos ya existentes en la legislación y el marco normativo del país y con la dinámica económica de los sectores productivos predominantes en la zona.
Una de estas estrategias es BancO2-bio, que es un esquema de pago por servicios ambientales -PSA- mediante el cual las entidades gubernamentales han manejado de manera exitosa el conflicto humano felinos protegiendo los ecosistemas, compensando a quienes allí habitan por medio de recursos recibidos por parte de las empresas o personas naturales, que de manera voluntaria compensan su huella ambiental o realizan compensaciones obligatorias en cumplimiento de los planes de compensación del componente biótico.
Este conflicto humano felinos escaló en la jurisdicción de Cornare desde el año 2014 cuando el retorno de las comunidades desplazadas por el conflicto armado finalizó, conllevando a un aumento de las actividades antrópicas, especialmente en las zonas de alta montaña. Desde entonces se han venido desarrollando, de la mano de las comunidades locales, una serie de estrategias de reducción del conflicto basadas en las experiencias de otros conflictos con ganaderías extensivas: 1. Implementación de luces LED; 2. Luces exteriores; 3. Elaboración de espantapájaros; 4. Generación de ruido; 5. Protección de los animales domésticos susceptibles: 6. Olores y 7. Reforzamiento de cercas. Estas estrategias son replicables en cualquier situación de conflicto con animales silvestres (osos de anteojos, pumas, tigrillos, etc) y son un ejemplo de la gestión de un conflicto complementado con corredores boscosos para el libre tránsito de los animales silvestres. Este esquema es sostenible en el tiempo con la inclusión de proyectos alternativos tipo agroforesteria o con especies promisorias, lo que permite al campesino no seguir dependiendo del bosque para su sustento.
Con la articulación entre Cornare y el Instituto Humboldt se han venido además realizando inventarios participativos en el corredor de las felinos en jurisdicción de Cornare, consolidando una estrategia de transferencia de conocimiento a las comunidades locales, lo que ha permitido generar empoderamiento de los campesinos con su territorio, conocimiento de la biodiversidad y mejorar la apropiación de sus bosques y los recursos naturales20. Las estrategias de conservación tienen mayor probabilidad de éxito cuando consideran la percepción y opinión de las personas locales que están en contacto directo con aquello que se desea proteger20.