Colombia cuenta con cerca de 6000 especies de plantas útiles1 conocidas, que, junto con su conocimiento tradicional asociado, representan un recurso valioso para la economía del país y para mejorar los modos de vida de las comunidades locales. Esta diversidad de especies y de conocimientos, se ven constantemente amenazados por la degradación de los ecosistemas, la deforestación, la ampliación de la frontera agrícola, el desplazamiento forzado de las comunidades y por el cambio climático- que afecta directamente la supervivencia de las especies2.
Las colecciones biológicas, al ser repositorios de biodiversidad, contienen información sobre la distribución geográfica, los ecosistemas y la ecología de las especies. A través del monitoreo de los ecosistemas en campo, sus especímenes en colecciones y por medio del uso de registros históricos de las especies, se puede determinar si una especie ha desaparecido de su área de distribución o si sus abundancias han cambiado significativamente3. Esto permite visualizar cambios en sus poblaciones, siendo un insumo para la toma de decisiones de conservación.
Incluir el conocimiento tradicional en las colecciones botánicas, herbarios, bancos de semillas y jardines botánicos, mejora el entendimiento que tenemos de las especies, no solo, en cuanto a nombres comunes, usos, manejo, modalidades de cosecha y cosmovisión local, sino que, contribuye a llenar vacíos de información sobre aspectos biológicos y ecológicos como la polinización, fenología, productividad y propagación, por consiguiente, se puede tener una aproximación más integral de las especies y la dinámica de los bosques4.
Una de las formas de incluir este conocimiento tradicional se da a través de los usos de las especies, ya que las comunidades satisfacen de estas la mayor parte de sus necesidades y demandas -alimentos, vivienda, ropa, implementos, utensilios, medicamentos, instrumentos, entre otros5. Entender los usos y la interacción hombre y planta, proporciona conocimiento fundamental en las evaluaciones de la biodiversidad y la conservación sostenible, porque brinda herramientas para evitar la pérdida de la diversidad biológica y cultural acelerada6. A pesar de la importancia de las colecciones biológicas y de la información registrada en los especímenes, aún hay ausencia de información etnobotánica, por lo que se hace necesario enfocar esfuerzos en incluirla. Es necesario diseñar formatos y protocolos de recolección de esta información, así como la adecuación de plataformas que la almacenen y la hagan disponible.
Bajo el actual panorama del cambio climático como una de las mayores amenazas en curso para las especies útiles y los medios de vida de las comunidades humanas7, el conocimiento tradicional, la información sobre la ecología y distribución geográfica consignada en las colecciones biológicas, en conjunto con la participación de las comunidades que usan las plantas ofrecen información vital para avanzar en esfuerzos que permitan determinar los escenarios futuros del usos sostenible y del estado de las especies8, así como de las posibles respuestas que pueden tener las comunidades campesinas y pueblos indígenas y comunidades frente a la adaptación ante este cambio9. El conocimiento tradicional también constituye un importante insumo para la toma de decisiones ambientales a nivel nacional, en temas de seguridad y soberanía alimentaria, transmisión del conocimiento en comunidades, identidad cultural, resiliencia de las comunidades humanas, avances tecnológicos, bioeconomía, medicina y paisajismo, no sólo en el presente, sino en marco de una política pública de resiliencia ante el cambio climático y la conservación de las especies más vulnerables.
Es un árbol del bosque seco trópical con múltiples usos en el Caribe colombiano, particularmente su semilla es usada como alimento, siendo la harina que se procesa de su semilla, uno de los productos más utilizados y difundidos en la región. Tiene un papel importante en la alimentación de la fauna nativa y de las comunidades locales, las cuales han señalado está especie cómo una fuente importante de alimento en épocas de hambruna durante la plaga de langosta en el Siglo XIX11, por lo tanto puede contribuir a programas de seguridad y soberanía alimentaria.
Está especie es resistente a la sequía y tiene una gran productividad bajo condiciones que se consideran estresantes para otras especies12. Dada su alta eficiencia en el uso del agua y el papel central que juega tanto en el ecosistema como en las comunidades locales, esta especie se puede considerar como un buen modelo agroforestal para el secuestro de CO2 atmosférico ante el cambio climático.
Según los mapas de distribución potencial de Brosimum alicastrum desde 2022 a 2050 esta especie es considerada resiliente al cambio climático, pues se podría ver beneficiada al aumentar su distribución actual. Dado lo anterior, esta especie se sitúa como una importante fuente potencial de alimento futuro para las personas, y contribuye a la soberanía y seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las comunidades humanas que puedan verse más afectadas por el cambio climático.
Una vez se obtuvieron los registros de usos de los herbarios se clasificaron en 9 categorías. El uso con mayores reportes en los herbarios son el ambiental por la gran cantidad de especies ornamentales y agroforestales que se encuentran en el país, seguido de alimento para el hombre y medicinal. Mostrando gran cantidad de usos y oportunidades que brinda la biodiversidad en Colombia.
Drava litamo, una especie medicinal de páramo, ampliamente utilizada por comunidades en Boyacá, actualmente es considerada como Casi Amenazada (NT). Se ha propuesto que las especies de páramo bajo escenarios de cambio climático van a subir en elevación, y por ende, su área de hábitat disponible va a modificarse13.
Tal como indican los mapas para el periodo 2022 a 2050, se espera una distribución más amplia para esta especie medicinal endémica de alta montaña, generando una mayor disponibilidad de hábitat en el futuro para esta especie. En este sentido, podría estar más provechable para las comunidades humanas que la usan actualmente. De igual forma la distribución futura de la especie también podría verse influida por factures biológicos y ecológicos, como la dispersión de semillas e interacciones con otros organismos. Por lo anterior, es necesario establecer medidas que promuevan el uso sostenible de la especie en el contexto actual del cambio climático, con el fin de asegurar su conservación.
Las familias de plantas para las cuales se ha registrado mayor número de especies con usos son las familias Asteraceae, Fabaceae, Rubiaceae, Annonaceae, Solanaceae y Malvaceae, llama la atención como la familia Arecaceae tiene pocos registros a pesar de que Colombia es el país con mayor riqueza de está familia botánica, la cual es considerada de las más importantes en el Neotrópico, no solo en términos de abundancia sino de uso de la biodiversidad14.