Colombia cuenta con una gran riqueza de geoformas subterráneas -cavernas, cuevas, hoyos y simas- en todo el territorio nacional. La importancia de estos ecosistemas subterráneos en el territorio continental e insular radica en su contribución como hábitat de especies clave para el mantenimiento de procesos ecológicos y agroecológicos.
De acuerdo a su ubicación actual y su origen1, las cuevas y cavernas se clasifican como terrestres y acuáticas. Las cuevas asociadas con el agua pueden ser euhalinas, anquihalinas o salobres, que presentan una mezcla de aguas de mar y agua dulce y limnéticas, que son cuevas de agua dulce y están inundadas, total o parcialmente. Por otra parte, a partir de los procesos de tipo geológico se registran sistemas subterráneos como: karst, pseudokarst, sufusión o piping, antropogénicos y otros -glaciares, tubos de lava-. A la fecha se registran más de 360 geoformas asociadas con los sistemas subterráneos, aunque un estimado potencial supera el millar, lo que convierte al país en uno de los más diversos en Suramérica desde el punto de vista geológico y bioespeleológico.
Las cuevas y cavernas no son sistemas cerrados, son ecosistemas frágiles con relaciones de mutualismo, entre la fauna que las habita y la biota -fauna y flora- externa. Las cavernas y sus ecosistemas circundantes prestan una serie de servicios ecosistémicos entre los que se encuentran: 1. Depuración o disponibilidad de aguas; 2. Regeneración de bosques y agroecosistemas a partir de la dispersión de semillas y la polinización de las plantas; 3. Control biológico de insectos y vertebrados, muchos de los cuales son plagas para los cultivos o producen afectación en la salud de los animales de corral, ganado, avicultura, animales de compañía y humanos; 4. Producción de guano -resultado de excrementos de murciélagos y otros vertebrados como las aves cavernícolas (guácharos)- que es fuente de refugio y de alimento para muchos invertebrados que desarrollan su ciclo de vida parcial o total dentro de una caverna y que son a su vez, alimento de otros organismos2; 5. Contribución en la fertilización de los suelos; 6. Abastecimiento de agua y 7. Beneficios económicos y sociales para las comunidades, relacionado con su atractivo escénico -arqueológico, biológico, hidrobiológico, paleontológico, etc.-, el cual se complementa con las posibilidades deportivas y ecoturísticas que brinda la exploración subterránea. Estos ambientes están muy amenazados debido a la contaminación de las fuentes de agua, al vandalismo, al turismo incontrolado y a la explotación minera de material pétreo, entre otros.
Es necesario plantear una estrategia nacional para el aprovechamiento y conservación de los ecosistemas subterráneos en Colombia, gestionando el conocimiento obtenido hasta la fecha y fortaleciendo líneas base -inventario alfa a nivel de sistemas y de biodiversidad, viabilidad financiera de los proyectos de turismo de naturaleza y línea base socioeconómica de las regiones que registran el ecosistema-. Con esta información se establecería un Sistema de Áreas Protegidas de Parques Cársticos en Colombia, basado en la conservación y en el turismo como alternativa de desarrollo económico local.
Recomendaciones:
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Plantear una metodología para evaluar y regular el turismo de naturaleza en las cuevas que permita el manejo y la identificación de los impactos ambientales por parte de los visitantes, en colaboración con el Sistema Nacional Ambiental. Esta metodología deberá basarse en las limitaciones de capacidad de carga turística así como en el ciclo biogeológico de cada caverna.
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Replicar en otras zonas del país, propuestas ya existentes, como la aplicación de los índices ambientales de cuevas del oriente antioqueño3, que permitan identificar la sensibilidad y el estado de degradación de las cavernas y su relieve adyacente.
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Incluir los elementos que justifiquen la declaración de los ecosistemas subterráneos como Áreas Naturales Protegidas -ANP-, así como sus categorías de protección.
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Plantear la creación de Parques Cársticos bajo diferentes categorías de protección según la normativa nacional; esta agremiación conformaría el Parque Espeleológico Colombiano.
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Consignar las bases para la defensa y protección de las cuevas y cavernas, proveyendo criterios científicos y herramientas conceptuales a las autoridades ambientales a todo nivel, asegurando la participación social y teniendo en cuenta a los servicios ambientales como un capital natural valioso que es fuente de ingresos. Con el fin de facilitar el abordaje se debería trabajar con las Corporaciones Autónomas Regionales -CAR-, los departamentos, municipios y la sociedad civil, y así congregar diversos actores con el fin de definir intereses individuales y colectivos tanto desde el enfoque social como el ambiental y el económico.