Una de las mejores formas de conocer la biodiversidad es a través de fotografías y las de naturaleza pueden ser tomadas usando equipos como las cámaras trampa, las cuales son activadas en los bosques para sorprender a los animales y fotografiarlos sin ocasionarles ningún daño. El fototrampeo es una herramienta para la conservación de la biodiversidad ya que provee una gran cantidad de datos de especies de hábitos crípticos en diferentes localidades a nivel nacional. Esta herramienta hace que la colecta de información de estas especies sea menos costosa y más eficiente1, a pesar de que no siempre los animales son fotografiados, pues la probabilidad de detección no es perfecta.
Adicionalmente, el fototrampeo cada vez es más accesible a diferentes públicos facilitando el trabajo colaborativo en redes ya que las cámaras trampa pueden ser fáciles de adquirir y usar. Así, su uso permite generar conocimiento a escala local y se alimentan análisis a nivel regional y de país que resultan en insumos relevantes para tomar decisiones sobre el manejo y la conservación de la biodiversidad desde el sector público y privado.
Colombia tiene más de 528 especies de mamíferos2,3 y 1909 de aves4, algunas de las cuales pueden ser registradas con técnicas de fototrampeo. Así para gestionar y conservar la naturaleza es necesario implementar estrategias que faciliten conocer toda esa biodiversidad más rápidamente que la tasa en la que desafortunadamente se están reduciendo los ecosistemas, con impactos en las especies y sus funciones. Por lo tanto, entre el 2013 y el 2019 el Instituto Humboldt implementó el uso de cámaras trampa como técnica de muestreo en sus proyectos de investigación sobre biodiversidad, con el propósito de proveer indicadores del estado de las poblaciones de diferentes especies. Hasta la actualidad se han cubierto 26 localidades con 585 estaciones de muestreo que estuvieron activas por lo menos durante un mes. La cobertura geográfica de las estaciones abarca 38 municipios y 18 departamentos, destacándose una mayor representatividad en los Andes y el Caribe, y la ausencia de muestreos al sureste del país en los departamentos de Guainía, Guaviare y Amazonas. La Orinoquia y el Pacífico son las regiones menos estudiadas con solo 59 y 74 estaciones de muestreo respectivamente.
En seis años de muestreos se han fotografiado 172 especies entre mamíferos, aves y reptiles y se ha aportado un 5 % de nueva información, respecto a la disponible en portales de datos abiertos (1 747 744). Los registros incluyen 14 especies en estado de amenaza de extinción a nivel global y siete endémicas, algunas de ellas mamíferos como el tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), la danta (Tapirus terrestris), el ocarro (Priodontes maximus) o el venado colorado (Mazama rufina) y algunas especies de aves como el paujil piquiazul (Crax alberti), las pavas (Penelope ortoni y Penelope perspicax) y el tinamú (Tinamus major).
Finalizando el 2020 se instalaron 600 cámaras trampa para ampliar el conocimiento de la biodiversidad en el Magdalena Medio y la Orinoquia como parte del Proyecto Fibras, para aportar a la toma de decisiones de manejo en los territorios. Entretanto, con el esfuerzo de múltiples actores “La Red de Fototrampeo”, la cual reúne diferentes instituciones e investigadores de todo Colombia que utilizan cámaras trampa para reportar la biodiversidad, han dado a conocer diferentes iniciativas y proyectos, además de visibilizar y facilitar el acceso a los datos disponibles obtenidos con esta herramienta. Y finalmente, la Asociación Colombiana de Zoología, junto con la Sociedad Colombiana de Mastozoología y el Instituto Humboldt, han propuesto la sistematización de datos provenientes de cámaras trampa para los mamíferos endémicos, con uso y amenazados de Colombia. Sin lugar a duda, todos los esfuerzos para documentar la biodiversidad del país usando estas nuevas tecnologías, más el uso de otras como la inteligencia artificial para la identificación de especies, permitirán desarrollar acciones de manejo y de conservación de la fauna críptica o difícil de observar. Sin embargo, es necesario incrementar los esfuerzos para desarrollar un sistema de monitoreo permanente usando las técnicas de fototrampeo, que permita llenar los vacíos de información e identificar tendencias de cambio.
Se recomienda el uso generalizado de esta técnica por parte de autoridades locales, regionales y nacionales ya que podría aportar al mejoramiento del conocimiento del estado de las poblaciones y especies casi en tiempo real y con ello, potencializar la toma de decisiones con base en indicadores robustos de biodiversidad.