La altillanura colombiana corresponde al 27 % del paisaje fisiográfico de la Orinoquia, compuesto por planicies altas en los departamentos del Meta y Vichada1. Se ubica entre el río Meta, las llanuras aluviales en crecientes del río Vichada y las vegas del río Guaviare y se caracteriza por sus ecosistemas de Altillanura, sabanas en su mayoría no inundables y palmares1. Cuenta con una heterogeneidad climática caracterizada por valores altos de precipitación que disminuye a medida que se acerca a Venezuela2. La heterogeneidad climática, junto a la movilidad espacio temporal de los límites biogeográficos de las sabanas, ha permitido el establecimiento de especies con una alta diversidad de hábitos y formas, que corresponden a biomas adyacentes (zonas de transición entre la Orinoquia-Amazonia y Orinoquia-Andes)2-4. Pese a la importancia de su diversidad biológica, las proyecciones de expansión agrícola de cultivos de soya, maíz, palma de aceite, arroz y forestales, en parte impulsada por los planes de desarrollo del gobierno nacional5,6, evidencian que las especies silvestres se verán amenazadas por factores como la pérdida y fragmentación de hábitats naturales, disturbios causados por humanos, la introducción de especies exóticas y cambio climático.
El cambio climático, en particular, plantea retos para la conservación de la biodiversidad y el desarrollo agropecuario de este paisaje de la Orinoquia colombiana, el cual es considerado por las políticas nacionales como la futura gran despensa de Colombia4,5, por lo que se requiere considerar la variabilidad temporal y espacial de sus ecosistemas en las estrategias de gestión del territorio. Las proyecciones climáticas del IPCC de los modelos climáticos globales, con sus trayectorias de concentración representativas (RCP) permiten modelar la biodiversidad en el futuro. Se usaron dos RCP (2.6 y 8.5) para identificar sitios de variación del recambio de especies por efecto del cambio climático y así proponer tendencias de la composición de especies hacia el 2050. Estos análisis de recambio de especies (diversidad beta) permiten conocer la pérdida potencial de la composición de especies (homogeneización) o el incremento en la diferenciación entre comunidades (heterogeneización)7.
Los resultados indican que la magnitud de cambio en la composición de especies será variable, principalmente en zonas de transición entre la Orinoquia-Amazonia y Orinoquia-Andes. Se identificaron escenarios de pérdida de especies en los departamentos de Vichada (altillanura plana, disectada y ondulada) y Meta (altillanura ondulada), con magnitud media y alta para los municipios de Cumaribo, Puerto López, San Martín y Puerto Lleras, mientras que en Mapiripán, Puerto Carreño y La Primavera tendrán lugares en donde la composición de especies se mantendrá estable.
Tomando en cuenta que bajo los dos escenarios de cambio climático se proyectan efectos similares de pérdida de especies en zonas con magnitud alta de Vichada y Meta, es necesario tomar medidas en el presente con el propósito de evitar la homogeneización biótica de la Orinoquia en el futuro. Es altamente probable que con los cambios en composición de especies, los ecosistemas se reestructuren ecológicamente y, por lo tanto, haya pérdida de los servicios ecosistémicos asociados a la biodiversidad de la Orinoquia.
Este análisis fue complementado con escenarios de cambios en las condiciones del clima, suelo y topografía que evidencian que es altamente probable que aparezcan nuevas zonas aptas para cultivos alimenticios y energéticos8, los cuales podrían desplazar e impactar zonas con alto y medio tasa de recambio de especies. Por lo tanto, si en el futuro se acondicionan nuevas áreas para los cultivos de arroz, maíz, palma y soya, esas transformaciones del paisaje podrían afectar la biodiversidad de la zona. Para los cuatro tipos de cultivo hay zonas aptas que deberían ser consideradas como áreas para la protección de las comunidades biológicas, destacando la protección de áreas boscosas, sabanas nativas y de humedales.
Se sugiere considerar los escenarios de cambio climático de la diversidad beta o composición de especies por efecto del cambio climático (RCP 2.6 y RCP 8.5), como herramientas de planificación que permitan entender el posible impacto de las plantaciones sobre los cambios de diversidad beta en el 2050 y el entendimiento del cambio climático como un factor de transformación de la biodiversidad en la altillanura colombiana. Es posible que sea un insumo más para la toma de decisiones y la planificación eficiente de áreas aptas para cultivos que ayuden al bienestar humano. En consecuencia el mejoramiento de los sistemas de producción permitirá el mantenimiento de los hábitats para las especies que soportan la prestación de servicios ecosistémicos como la polinización, la producción de alimentos, entre otros.